domingo, 8 de junio de 2014

Un partido del Mundial 2002 en casa de Paco

(extracto de El último dodo, 2010)

Me encontré a Isabel en el vestíbulo. Venía a entregar algún trabajo. Estaba hablando con Paco acerca del sentido de la vida, extraña conversación a las diez de la mañana de un martes de julio con el telón de fondo de una pegadiza canción de Tom Jones en el hilo musical. Me sumé a la conversación preguntando qué sentido objetivo tenía la vida de un felino, por poner un ejemplo. Entonces Isabel dijo sonriente que los gatos habían venido al mundo precisamente para hacer compañía a nuestro telefonista. De inmediato me di cuenta de que éste acusó como un golpe ese comentario, dicho con absoluta ingenuidad -incluso con algo de afecto- y detrás del cual no había ni por asomo intento alguno de burla. Me sentí muy apurado. Paco se irguió detrás de la mesa-barra de la recepción, con una sonrisa de circunstancias en la que podía adivinarse la mella causada en su autoestima. “Oye, que yo no sólo me hago acompañar por gatos”, dijo con su castizo acento madrileño. Supongo que insinuaba que también se codeaba con alguna mujer de vez en cuando. Lo cierto es que tiene más de cuarenta años, vive solo con sus dos gatos y no se le conoce pareja. Pero todos sabemos que le gustan mucho las tías. Instalado en su puesto en la recepción, suele ofrecer sus mejores atenciones a las chicas jóvenes que vienen a entregar/recoger trabajos o a cobrar. Ayer mismo, al salir a la calle a las tres, se mordió los labios y resopló al observar el soberbio culo de una que iba delante de nosotros. Me acordé del día que me invitó a su casa a ver un partido de fútbol de la selección (era el mundial de Corea y Japón). Preparó unos sencillos canapés, abrió una lata de frutos secos y sacó de la nevera varias latas de cerveza. Mientras seguíamos atentamente el encuentro, sus gatos campaban a sus anchas por el piso, maullando y dando brincos. “Estaos quietos ya, cabrones”, dijo con gesto agrio tras encajar España un gol.

Leer más pasajes de El último dodo.

No hay comentarios:

Archivo del blog