viernes, 27 de mayo de 2016

Representaciones virtuales: algo más profundo de lo que sospechabas


Si fuera posible una completa descripción de cualquier estado o instantánea del mundo, ésta daría cuenta de hasta el más mínimo detalle microscópico: en vez de “En medio del prado se levanta una encina, sobre un fondo recortado de montañas nevadas” habría que escribir trillones de trillones de páginas describiendo con la mayor minuciosidad (que, por otro lado, nunca podría ser completa) la encina, todas y cada una de las hierbas del prado y su disposición, la presencia no solo de insectos sino de formas de vida microscópicas como bacterias o virus, la exacta composición y disposición molecular del cielo y las nubes, las particularidades del fondo montañoso... todo ello con un detalle a escala muchísimo menor que la de un nanómetro. Eso sin tener en cuenta la inmensa parte invisible, representada por ondas de sonido, ondas electromagnéticas y partículas como los neutrinos (decenas de miles de millones atraviesan nuestro cuerpo cada segundo). En realidad, la descripción no tendría por qué estar acotada espacialmente (dentro de nuestro horizonte sensorial), sino que podría extenderse a toda una rebanada del Universo entero.

Una fotografía podría dar más o menos la misma información básica que la expresión lingüística “En medio del prado se levanta una encina, sobre un fondo recortado de montañas nevadas”, aunque en otro formato. La resolución de la foto podría ser todo lo alta que la tecnología permitiese, pero aún así no recogería el componente invisible del escenario: ondas sonoras (que sí podrían ser registradas por un vídeo), ondas electromagnéticas infrarrojas y ultravioletas, neutrinos, partículas ionizantes… En cualquier caso, solo una pequeña información es suficiente para tomar decisiones en el tablero espacio-temporal. El elemento informativo “encina” puede bastar para que se acerque un jabalí testigo de ese instante. Si cambiamos “encina” por “leona”, también sería suficiente para que -sin necesidad de más información detallada- el mismo jabalí decidiese alejarse del bucólico paraje.

Hemos llegado a un asunto de hondo calado: el isomorfismo o relación de semejanza estructural entre el lenguaje y el mundo es la misma propiedad que permite simulaciones de realidad virtual como la que podría representar -siempre con una fidelidad imperfecta, pero indistinguible de la potencial por nuestro cerebro- esa escena campestre… o toda una vida... ¡o todo un Universo! David Deutsch aborda esta cuestión en su libro La estructura de la realidad. Para el físico británico de origen israelí, las propias leyes abstractas de la ciencia deben ser susceptibles de representación en realidad virtual para ser comprensibles. “Las leyes de la Física”, dice, “condicionan su propia comprensibilidad”. Y ello es posible gracias a las fuertes relaciones de semejanza existentes en la estructura de la realidad: las que hay entre un mapa y un territorio, entre una partitura y una sinfonía, entre una representación de realidad virtual (incluida la película fabricada continuamente por el cerebro) y la realidad última, entre una expresión matemática y una ley física abstracta. Sin esa relación de semejanza no existirían ni el conocimiento ni la consciencia; ni siquiera sería posible la evolución.

Vuelvo a insistir en que toda representación en realidad virtual es imperfecta. De hecho, no haría falta que fuese perfecta y ni siquiera sería deseable que lo fuera (de ser posible). Esto es así al haber una relación directa entre la exactitud y coste de una computación, por lo que la obtención de respuestas más ajustadas y rigurosas requiere una mayor utilización de memoria y un consumo más elevado de energía del ordenador. El programador debe escoger una combinación adecuada de precisión-coste, de modo que la primera sea suficiente y el segundo sea razonable. Todo dependerá, claro está, del propósito de la computación: no será lo mismo para un videojuego (que no requeriría ajustar hasta 10 decimales) que para el seguimiento de un satélite o la simulación de todo un Universo.

4 comentarios:

emejota dijo...


Por ahí van los tiros, si señor. Al menos, eso es lo que me parece desde hace mucho, mucho tiempo. "Viejuna que es una." Aplíquese al universo humano y sáquense consecuencias al respecto. ¿Aterradoras?

Nicolás Fabelo dijo...

¿Por qué aterradoras, Emejota?...

Ángel M. Felicísimo dijo...

Hola, acabo de conocer el blog y ya estoy apuntado. Mi reflexión al respecto de este post es que de nuestra evolución ha surgido la capacidad de construir modelos de la realidad, en cuyos escenarios tomamos las decisiones. Realmente, todo lo que percibimos es un modelo, una representación simplificada, desde lo que vemos (solo en un rango de longitudes de onda muy limitado y con una resolución determinada) hasta lo que percibimos con instrumentos por muy sofisticados que sean. Una buena parte de los seres vivos construyen probablemente esos modelos igual que nosotros. Tal vez lo que nos diferencia es nuestra capacidad de proyectarlos al futuro, es decir, de hacer predicciones más allá de lo inmediato. A mis alumnos les cuento que la ciencia consiste precisamente en hacer modelos de la realidad para intentar describirla, comprenderla y predecirla. Saludos.

Nicolás Fabelo dijo...

Gracias, Angel. ¡Un saludo!

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